jueves, agosto 25, 2011

"Ruido Adentro", relato finalista en el VIII Premio Internacional Sexto Continente de Relato Breve (Madrid, 2011)

Nota de prensa
Los ganadores del VIII Premio Internacional Sexto Continente de Relato Breve, elegidos entre los 214 relatos llegados de 28 países, son: Melanie Taylor Herrera, de la República de Panamá, por Psicopatología feminista, una versión radical de las Mil y una noches; e Iván Teruel, de España, por El fiscal, una historia impactante sobre la pederastia en la Iglesia. Los finalistas han sido Julio Fernández Peláez Mención especial del jurado (España) por Adoquines, relato sobre la necesidad de la indignación; Carlos García Miranda (Perú) por Ruido adentro; Aurelia María Romero Coloma (España) por El espejo; Kalton Harold Bruhl (Honduras) por El predicador; Salvador Robles (España) por La filósofa y el matemático; Pilar Zapata (España) por La recompensa; Juan Manuel Ortiz Taberna (España) por Limitado Albedrío; Mariana Enriqueta Pérez (Cuba) por Los diablos se reúnen los jueves. Las dos obras ganadoras serán incluidas en el libro de Ediciones Irreverentes Microantología del Microrrelato III. Una vez más, la editorial quiere felicitar a los alrededor de 50 autores que han enviado relatos publicables por su calidad. Es sorprendente la gran calidad de los microrrelatos, si se compara con la mayoría de textos (800 originales en 2010) que llegan al comité de lectura http://ediciones-irreverentes.blogspot.com/2011/08/los-2-ganadores-del-premio-sexto.html 



RUIDO ADENTRO



EN LA MADRUGADA ELLA SINTIÓ UN RUIDO tras la puerta de su habitación. Un ruido en el corredor. Esperó unos segundos arropada en su cama. El ruido continuaba ahora en la sala. Estaba segura de que era en la sala. Entonces se levantó. Fue hacia la puerta. Se apretó contra ella. El ruido seguía. Esta vez en la cocina. Ella volvió a su cama. Sin éxito buscó algo en su velador. Insistió debajo de su cama, su almohada, entre sus sábanas. Nada. Luego, se quedó mirando largamente la puerta. Al otro lado, el ruido proseguía en toda la casa.

POR LA MAÑANA ELLA ESTABA EN LA COCINA. Sorbía lentamente su café. Sorbía mientras miraba al otro untar un pan con mantequilla.
- Ya no quiero seguir aquí -dijo ella mirándolo por sobre la taza de café.
-No te asustes, ya pasará – trató de calmarla el otro.

Ella sintió su café frío. Puso la taza sobre la mesa húmeda y grasienta. El otro dejó de untar más mantequilla en su pan. Dio un mordisco. Desde la ventana caía un rayo de sol. El rayo llegaba hasta los pies de la muchacha.
- Tal vez podríamos rentarla - dijo el otro mordiendo su pan.
-¿A quién?
- A cualquiera.
- ¿Y los ruidos?
- No diremos nada.

Ella dejó de mirarlo. Sonrió. El rayo de sol encendía ahora su larga cabellera castaña.


EL OTRO LA MIRABA MIENTRAS SEGUÍA MORDIENDO SU PAN. Ambos se miraban. Lo hacían para dominarse. Ella no quería ceder, pero él continuaba insistiendo. A ratos era como un ruido en su cabeza. Un ruido que iba de un lado a otro, como aquel ruido de la madrugada anterior.
-¿Eras tú, no? –dijo ella.
-¿Qué?
-No te hagas, eras tú el de los ruidos.

Un poco turbado, el otro dejó de morder su pan. Lo dejó a medio consumir sobre la mesa. Lo dejó y salió. Ella lo vio a cruzar a través de la puerta. Sintió sus pasos en el corredor, la sala, su habitación, el baño, nuevamente la sala, el corredor...


HABÍA LLEGADO LA NOCHE Y ELLA SEGUÍA EN LA COCINA. Estaba sola y temblaba. Sola y mordiéndose los nudillos. Mordiéndolos como si fueran un pan. Un pan ensalivado y lleno de mocos. Ella mordía sin dejar de mirar hacia la puerta. Detrás, el ruido, otra vez incesante, se escuchaba en toda la casa.

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